sábado, 24 de diciembre de 2011

Mayrit fundación musulmana: evidencias materiales (I)

Mayrit fundación musulmana: evidencias materiales

José Luís Garrot Garrot
UCM
      Corren malos tiempos para la Historia. A la crisis económica, política, social, cultural, etc., se ha unido, al menos en España, la crisis historiográfica. Al vergonzoso diccionario biográfico publicado por la Real Academia de la Historia, se unen los pseudohistoriadores a los que no duelen prendas en tergiversar, o directamente mentir, la historia en defensa de sus intereses ideológicos y/o políticos. Y, lo que es más grave, estos “historiadores” copan las listas de ventas de libros de historia.
Actualmente son cada vez más los historiadores que se han puesto al servicio del poder, rememorando a los cronistas medievales que escribían al servicio de la dinastía que ocupara el poder. En el Siglo de Oro, López de Hoyos, cronista de la Villa de Madrid, daba a la capital un origen griego o romano. Como es lógico la capital elegida por el muy católico rey Felipe II no podía tener un origen musulmán.
Estos cronistas medievales, al servicio del poder, parecen que han retornado en estos inicios del siglo XXI. No hay duda que hay un retroceso en la evolución de la historiografía. Ya de nada sirve el mensaje que nos han legado grandes historiadores, desde Ibn Jaldún hasta la Escuela de Annales, estos maestros defendían, como condición indispensable para escribir historia, que el historiador ha de ajustarse a la verdad e intentar ser lo más objetivo posible.
Esta “necesidad” de nacionalizar el origen de Madrid parece haber vuelto en la actualidad; recordemos que el Ayuntamiento madrileño, y la Comunidad, están gobernadas por un partido político defensor de un “nacionalismo español”. Bajo estas premisas hay que intentar buscar en la capital del reino un origen cristiano. Bernard Bessière, en su obra Madrid (BESSIÈRE: 19), apunta: «Si no cabe duda de que Madrid es un nombre árabe, es imposible reconocer la verdad: menos de un siglo después del último acto de la reconquista, por un historiador oficial, no puede soportar la idea de que la ciudad en la que se va a instalar la dinastía de los muy católicos gobernantes es una creación musulmana»
Viene este preámbulo a cuento de las declaraciones de la arqueóloga Esther Andreu –directora de las excavaciones efectuadas en la Plaza de la Armería del Palacio de Oriente-, publicadas con gran despliegue tipográfico en el diario El País, el 20 de  febrero de 2011: «Madrid nació como ciudad bajo mandato cristiano, en el siglo XII, y no en la época árabe, tal como se creía. Aunque sus orígenes musulmanes están comprobados, el Mayrit que se remonta al siglo IX era sólo un cuartel y no una población» (ANDREU 2011a). El Madrid cristiano, hasta su nombramiento como capital del reino, no pasó de ser un villorrio con escasa importancia, por no decir ninguna, y en el que aún habitaban buen numero de mudéjares como queda constatado en numerosos documentos de la Villa.
Continúa sus declaraciones Andreu con la autoría de unas casas halladas durante las últimas excavaciones: « (…) hallazgo de los restos de seis casas medievales, las más antiguas encontradas hasta ahora (…) y donde no se han hallado nunca restos urbanos similares de la época árabe.». En un artículo publicado en 2007, la propia Andreu mantiene todo lo contrario. « En primer lugar hemos quisiéramos destacar que las viviendas se constituyeron en el siglo X por sus primeros moradores islámicos, continuaron habitándose durante la época de la ocupación cristiana” (ANDREU, 2007: 693) En qué quedamos, lo que en 2007 era musulmán ahora es cristiano. ¿Cómo explica entonces los restos materiales encontrados de procedencia islámica?
Parece que Andreu según sea el foro en donde se manifiesta cambia sus conclusiones, así en la ponencia que presentó en las jornadas que se realizaron en la Casa Árabe de Madrid, en 2011, mantiene lo contrario a lo manifestado en El País: «(…) ya sin restos delatores, comenzaron a narrarse pasados gloriosos para la villa, poblamientos de entidad carpetanos, romanos y visigodos –no olvidemos nuestra Mantua Carpetorum, como denominó a Madrid y, por supuesto, un pasado medieval islámico muy importante, ya que, eso sí, siempre hubo que admitir que el verdadero origen de la ciudad era musulmán» (ANDREU, 2011b: 40). Comentaré que en estas jornadas participaron refutados arabistas, quizás por eso cambió el discurso la srª Andreu.
Cada día estamos más de acuerdo historiadores y arqueólogos que no se puede hacer un análisis completo del pasado más remoto olvidando lo que nos ofrecen ambas ciencias. En estas mismas jornadas de la Casa Árabe, Esther Andreu hace un comentario que es totalmente falso: « Al atender las crónicas árabes, encontramos que las primeras referencias a la fundación de la ciudad están hechas siempre por geógrafos o cronistas muy posteriores, que aunque citan fechas más remotas hablan ya desde el recuerdo» (ANDREU, 2011b: 42). En la nota nº 4 menciona solamente a Al Himyari (1194-1195) y, como fuentes de éste a al-Bakri (m. 1094) y al-Idrisi (m. 1166). Andreu parece “olvidar” todas las referencias a Mayrit aparecidas con anterioridad a las que ella menciona. Las primeras crónicas islámicas que mencionan a Mayrit son contemporáneas. El primero en mencionar Mayrit es al-Razi (865-925), posteriormente lo hacen Ibn Hayyan (987-1075), Ibn Hazm (994-1064), Ibn al Faradi (962-1012), y la Crónica anónima de Abd al-Rahman III al-Nasir, datada en el siglo X (GARROT, 2011: 31-51)
Otra “prueba” que muestra Andreu para consolidar su hipótesis es el hallazgo de los restos de un supuesto pastor visigodo. Parece olvidar que todo resto arqueológico que se encuentre descontextualizado no sirve como referencia en la que basar una hipótesis.
La polémica sobre el origen de Madrid no es nueva, y la poca importancia que se le ha dado tampoco. Recordemos lo ocurrido en 1996 cuando el Ayuntamiento madrileño negó que los restos encontrados en las excavaciones realizadas en la Plaza de Oriente no tenían ningún valor arqueológico –el asunto acabó en los tribunales- obviando todos los informes emitidos por profesionales que mantenían lo contrario. Y que terminaron con el único mantenimiento de una atalaya árabe que hoy, de manera vergonzosa, podemos ver si pasamos con el coche por el subterráneo de la calle Bailén.
Una vez realizada esta reflexión sobre la supuesta autoría cristiana de Madrid como ciudad pasaré a intentar demostrar como los restos arqueológicos encontrados en Madrid demuestran no sólo que la ciudad es fundación musulmana, sino que además en ella se realizaban todas las actividades propias de una madina, y no solamente las propias de un cuartel.