domingo, 27 de mayo de 2012

Ciudades de Al Andalus (y III)


ESTRUCTURAS EMBLEMÁTICAS
 Existen edificios y complejos urbanísticos comunes a todas las ciudades hispanomusulmanas: alcazabas, mezquitas, zocos, alcaicerías y alhóndigas configuran el paisaje urbano de la madina andalusí.
La alcazaba (Qasaba)
A partir de ella se desarrollaba la madina, por lo general era la primera construcción que se realizaba al fundarse una ciudad. Ésta alcazaba recibía distintos nombres: hisn Mérida) almudayna (Palma de Mallorca) qasr al-hubúr (Denia) o al-hizám (Toledo)
La alcazaba solía situarse en el punto más elevado de la ciudad, aunque hay excepciones, como es el caso de Sevilla, Mérida, o Valencia que se encuentran en el centro de la madina.
Dentro de sus propios muros las alcazabas disponían de todas las estructuras urbanas necesarias: mezquita, palacio, aljibe, casas, etc. Se puede decir que la alcazaba forma un barrio por sí misma.
La alcazaba acoge la residencia del poder político, que se manifiesta de diferentes maneras. Si detrás de sus muros habita el soberano y sus acólitos, sus murallas cumplen dos funciones, por un lado las meramente defensivas, y por otro el símbolo del aislamiento del poder político supremo, algo clásico del mundo islámico que trae como consecuencia la teoría del califa ocultó En los casos en los que la alcazaba está ocupada por una delegación del poder, gobernador civil o militar, la alcazaba no suele estar totalmente aislada.
Es interesante señalar la existencia en ocasiones de un espacio no construido, rodeado de una muralla y enlazado a la alcazaba. Éste recinto es el conocido como albacar (albacar significa ganado), tenía como función amparar, en caso de peligro, a los habitantes de la ciudad y a sus rebaños 
Plano de la alcazaba de Almería
Alcazaba de Málaga

La mezquita (masvid)
Existen dos tipos de mezquitas, la masyid y la masyid yámi (mezquita aljama), ésta última, más espaciosa para que quepan todos los fieles de la madina para la oración común del viernes, es el núcleo principal de la ciudad musulmana.
Suele estar en el centro de la ciudad, por ella o sus alrededores pasan siempre las vías principales de la ciudad, aunque en ocasiones se encuentra en zonas más periféricas - Córdoba, Murcia - al situarse contigua a la alcazaba.
La mezquita no sólo cumple funciones religiosas, tiene funciones judiciales - conflictos civiles -, notariales - contratos matrimoniales -, debates públicos en sus patios'. También tenía funciones como madraza (escuela), especialmente para adolescentes y adultos. Esto estaba muy mal visto por algunos influyentes personajes, como Ibn Abdun, que en su tratado de hlsba, dice: " Las mezquitas son las residencias de Alláh... por lo tanto no se deben hacer en ellas reuniones sobre impuestos, procesos, o cualquier otro asunto mundano.( Tratado de Ibn Abdun, traducido por Levi Provençal y García Gómez. Madrid. 1948)
También actúa como centro de expresión del poder - en el Islam la religión y la política están inseparablemente unidas -, es en la mezquita en donde se pronuncia la jutba (comunicados del califa) por parte del ulema dando


Mezquita de Córdoba

Le escuela (madraza)


 No sólo había escuelas dentro de las mezquitas; también había lugares de enseñanza, en esto caso solían estar dedicadas a la enseñanza superior- en otros puntos de la ciudad, es el caso de Granada


Plano de la madraza granadina

4.3 E1 zoco (suq)
El zoco es el elemento fundamental de la vida económica urbana. Suelen estar situados junto a la mezquita aljama, aunque también existían pequeños zocos de barrio, el arrabal de los judíos en Toledo, o zocos esporádicos, como el mercado de caballerías que se celebraba en Zocodover (Toledo).
Los zocos estaban rigurosamente organizados por profesiones, por ejemplo el suq al-sarrayin (zoco de los silleros), o el suq al'attárín (zoco de los especieros) en Sevilla. Su colocación, con respecto a la mezquita, solía seguir un orden, así los vendedores de perfumes se ubicaban en la zona más próxima, mientras que los alfareros se encontraban en el punto más alejado respecto a la misma.
En algunas de las ciudades más importante de al-Ándalus, existían junto a los zocos establecimientos muy especializados. como, por ejemplo, el dar al-tiraz en donde se fabricaban telas de seda, con una lujosa ornamentación, que llevaban el nombre del soberano de turno.

La alcaicería (al-gaysariyya)
Era una institución comercial y el edificio o conjunto de edificios que la albergaba. Las características más acusadas eran:
  • Pertenecían al soberano.
  • Dentro de ella podían existir varios zocos.
  • Era una construcción cerrada, guardada celosamente por vigilantes (surta), con acceso por una o varias puertas que tan sólo se abrían en las horas comerciales.
  • En ella se almacenaban y vendían los productos de lujo. o

Estos zocos y alcaicerías no pueden por menos que hacernos cerrar los ojos e intentar sentir la mezcolanza de olores, colores, unidos a la algarabía que formaban los extrovertidos andalusíes.

La alhóndiga (funduq)
El término funduq designa a un establecimiento que sirve de almacén de mercancías y alojamiento de mercaderes.
Alrededor de un patio cuadrangular se disponían galerías a las que daban las puertas de las habitaciones en las plantas altas, y las de las tiendas en el nivel del patio. Generalmente los productos que se almacenaban eran aquellos que solían escasear en la madina.
Algunas alhóndigas estaban especializadas en el almacenamiento de un determinado producto, aceite, carbón, etc.
Amén de la alcaicería y la alhóndiga, existían otros establecimientos dedicados al almacenamiento de unos determinados productos: alhorines, almodins para los productos cereales, zafals o albacaras, para el ganado, etc.
Corral del Carbón (Granada)
El baño (hammám)
 El baño es un elemento indispensable del paisaje urbano andalusí. En el Islam existe una especial preocupación por la higiene, por otro lado está 1a exigencia de la purificación ritual antes de realizar las obligadas oraciones - de ahí que generalmente los baños se encontraban próximos a una mezquita.
En algunas ciudades existían un número considerable de baños - en Córdoba más de seiscientos en la época de mayor esplendor de la capital califal -. El uso de los baños se dividía para hombres y mujeres, bien estableciendo unas determinadas horas para cada grupo, bien utilizándolos en distintos días de la semana.
Lo conformaban tres salas. La fría, la templada, y la caliente que solía ser la más
caldera. A veces entrada, lugar en descansar. El baño era también un lugar de encuentro en donde la sociedad andalusí expresaba su sociabilidad. amplia y que contenía la existían una cuarta sala ubicada en la donde los clientes podían desvestirse y
Baños árabes de Jaén
La Muralla
Separa Físicamente la ciudad y el campo circundante, actúa tanto como elemento defensivo como de límite de distintos códigos jurídicos. Se puede decir que es el umbral entre la sociedad urbana y la sociedad rural.
Se ha tomado tradicionalmente a la muralla como algo intrínseco a la ciudad musulmana, y aunque ésta concepción puede ser asumida casi en su totalidad hay que significar que al-Idrisi señala en ocasiones a ciudades, a las que da la homologación de madinas, que carecen de ella.
Los materiales empleados fundamentalmente en la construcción de las murallas son la piedra y la tierra, utilizándose de forma muy secundaria el ladrillo.
Las murallas islámicas tienen algunas características. Por un lado están las barbacanas,  son murallas anteriores a la principal, con algo menos de altura. Se colocan delante de las murallas en la parte llana y asociadas a las torres albarranas. Estas barbacanas impiden al asaltante el ataque directo a la muralla principal. En Sevilla circundaban las murallas de la ciudad en todo su perímetro; aún se puede admirar un resto de ella entre las puertas de Córdoba y de Macarena.
Otra peculiaridad de las defensas constructivas musulmanas son las torres albarranas.Son torres destacadas de las murallas más de lo normal y unidas a ellas mediante un muro puente o pasadizo. Tenían por objeto impedir la aproximación del enemigo a la barbacana; desde ésta torra podían atacar al enemigo por la espalda. Un ejemplo de torre albarrana es la Torre del Oro en Sevilla.
Las puertas (bad)
     Dos funciones cumplían las puertas, por un lado su carácter de ingreso fortificado, por otro lado cumplían una función fiscal pues en ellas se cobraban impuestos por las mercancías que ingresaban en la ciudad, y a veces de las que salían. Las puertas eran cerradas de noche quedando la ciudad incomunicada con el exterior.       
Generalmente las distintas puertas que tenía una madina se unían a través de las vías más principales de la ciudad. De estas puertas arrancaban los caminos hacia las ciudades con las que se mantenía una mayor relación, de ahí que muchas de ellas tuvieran como nombre el de una ciudad: puertas de Zaragoza y Soria en Calatayud, puerta de Sevilla en Córdoba, o puerta de Córdoba en Sevilla.
El número de puertas variaba en función de la importancia de la ciudad, Córdoba con diez puertas, Toledo con once, y Sevilla con quince eran las ciudades andalusíes que más puertas tenían. »
Había dos tipos fundamentales de puertas: las de ingreso directo, que tienen la entrada en línea recta, a veces flaqueadas por dos torres, como en la alcazaba de Mérida, o la Puerta del Sol de Toledo; y las de recodo, éste dispositivo en recodo es herencia de la arquitectura militar bizantina - Constantinopla es un claro ejemplo -, al disponer en su interior de uno o varios recodos se dificultaba la entrada al asaltante, este sistema se generalizó en los siglos XII y XIII, aunque ya hay casos anteriores como Madinat al-Zahra.
Puerta en recodo, Medina Azahara (Córdoba)
En casos de asedio se tendía a tapiar las puertas con obra de fábrica, dejando tan sólo una practicable, también era costumbre que para evitar su incendio por el enemigo las hojas se forrasen con chapas de hierro bien clavadas (bad al halid).
Además de las puertas principales existían otras puertas, llamadas de la traición - Albarracín, Vascos, Antequera -, eran postigos de pequeño tamaño y generalmente construidas a una determinada altura del suelo, solían utilizarse para recibir refuerzos - de ahí que en ocasiones se llamarán puertas del socorro (Toledo, Talavera, Niebla), hacer improvisadas salidas y en último término huir. 
ELEMENTOS PERIURBANOS
 La ciudad musulmana es una ciudad que vive hacia fuera, al contrario que en las ciudades cristianas en las ciudades islámicas hay una gran actividad extramuros, y no sólo de actividades que sirvieran para el solaz de sus habitantes, sino también actividades políticas y religiosas.
La musallá
Un precepto islámico es que la oración del viernes ha de ser comunitaria. El crecimiento de algunas ciudades, a pesar de contar con varias mezquitas, imposibilitaba el reunir a toda la población para estas oraciones.
Esta imposibilidad de reunir a toda la umma justifica la creación de unos amplios espacios extramuros para realizar las oraciones de las grandes fiestas.
Solía disponer de un mihrab, y en ocasiones de una pequeña construcción con una fuente para poder realizar las abluciones.
Está documentada la existencia de musallás en Madinat al-Zahra, Murcia, Valencia, Granada, Sevilla, entre otras muchas poblaciones de al-Ándalus.
La musara
Era una explanada dedicaba a los ejercicios ecuestres. las paradas militares y en general a servir para el esparcimiento público. En muchas ocasiones ocupaban el mismo espacio que la musallá - éste parece ser el caso de Sevilla -
Una musara excepcional por su situación intramuros se cita en Segovia en una carta real de 1412 sobre el apartamiento de los judíos.
El cementerio (magbara)
Se ha venido manteniendo tradicionalmente que el cementerio musulmán es siempre extramuros, ésta teoría está siendo cuestionada hoy en día por las hipótesis de algunos historiadores, este es el caso de Julio Navarro Palazóng. El mantener que son un -­fenómeno periurbano ha generado desenfoques cuando se han encontrado dentro de las murallas, generalmente se explica manteniendo que al crecer la ciudad esta le ha englobado. Se justifica esta tesis en que las fuentes mencionan que los cementerios se encuentran junto a las puertas, pero ninguna fuente indica si es en la parte exterior o interior.
   Siguiendo la teoría del investigador Julio Navarro al fundarse la madina ésta tiene sus elementos dentro, incluyendo los cementerios. Sólo cuando la ciudad se extiende y va eliminando los espacios verdes empieza a producirse la salida de la madina de los cementerios por la necesidad del espacio. En definitiva esta hipótesis defiende que el cementerio es periurbano sólo en las fases más avanzadas de la madina, no en el momento fundacional. Un ejemplo de ésta teoría es el cementerio de santa Eulalia en Murcia, fundado en el ai~~lo IX dentro de una casa, que presenta enterramientos posteriores al momento de creación del recinto; otros ejemplos son Orihuela o Pechina. Los cementerios musulmanes extramuros, no tenían vallado, solían ubicarse junto a los caminos de acceso a las puertas principales de la ciudad.Son frecuentes en el interior de las ciudades las qubbas pequeñas capillas que albergaban el sepulcro de algún santón o asceta; también son frecuentes los enterramientos en el interior de los alcázares, o la existencia de una rawda - cementerio donde son enterrados los miembros de la familia que está en el poder -
Ubicación de los cemenetrios musulmanes en Murcia

La almunia
Para algunos es una propiedad de recreo exclusivamente, otros en cambio le otorgan también funciones agrícolas, ésta última teoría parece ser la más acertada, partiendo de la base que la almunia vendría a mantener la tradicional erección de palacetes campestres, los conocidos como palacios del desierto, que servían tanto para solaz de su propietario como para la explotación agropecuaria.
Hay almunias documentadas en Córdoba, Sevilla, Valencia, Toledo (Huerta del rey) etc.
Otras instalaciones periurbanas
Solía haber con frecuencia, en los alrededores de las ciudades, pequeñas ermitas (rábitas) en donde vivían ascetas bien en solitario, bien acompañados de algunos de sus discípulos.
También se han constatado cerca de las puertas de acceso de lagunas madinas unos espacios con funciones comerciales muy específicas. Destaca el mercado de intercambios entre la ciudad y el campo. Originariamente estos espacios comerciales no disponían de instalaciones fijas, pero muchas veces estos mercados se van volviendo estables llegando a provocar la creación de un arrabal en torno a él.

BIBLIOGRAFÍA

  • AL IDRISI: Descripción de España, traducción de J. A. Conde, (Madrid, 1980)
  • ALMAGRO, Antonio: Planimetría de las ciudades hispanomusulmanas, en Al-Qantara VIII, 1987, pp. 421-448
  • COLLANTES DE TERÁN, Antonio: Sevilla en la Baja Edad Media, (Sevilla, 1977)
  • IBN ABDUN: El Tratado de Ibn Abdun, traducción de E. Leví Provençal y E. García Gómez, (Madrid, 1948)
  • GARROT GARROT, José Luis: Recuerdos de Mayrit, en Madrid en el tránsito de la Edad Media a la Moderna, (Madrid, 2008), pp. 83-103
  • GARROT GARROT, José Luís: Cómo veían las fuentes árabes a Mayrit, en Una reflexión historiográfica sobre la historia de Madrid en la Edad Media (Madrid, 2011), pp. 31-51
  • LADERO QUESADA, Miguel A.: La ciudad medieval. Sevilla (Sevilla, 1980)
  • MAZZOLI GUINTARD, Christine: Ciudades de al-Andalus, (Granada, 2000)
  • NAVARRO PALAZÓN, Julio: Los cementerios andalusíes, en Espacios Islámicos religiosos, (Madrid, 2004)
  • PAVÓN MALDONADO, Basilio: Tratado de arquitectura hispanomusulmana II: ciudades y frontera, (Madrid, 1999)
  • TORRES BALBÁS, Leopoldo: Ciudades hispanomusulmanas, (Madrid, 1985)
  • VVAA: Actas II Congreso de Arqueología Medieval, tomo II, (MAdrid, 1987)
  • VVAA: La ciudad islámica, (Zaragoza, 1991)

















jueves, 24 de mayo de 2012

Ciudades de al-Andalus II

LA ESTRUCTURA URBANA


   Las ciudades musulmanas carecían de estatuto jurídico; el Islam sólo reconoce la comunidad de creyentes. Nada dice la ley islámica acerca de la reglamentación de las construcciones, sus emplazamientos, características, como tampoco del trazado urbanístico.Eso no quiere decir que las medinas andalusíes fueran una total anarquía urbanística; por ejemplo, la vía pública se puede utilizar para agrandar una construcción siempre que se respete el derecho de paso de los ciudadanos; está prohibido instalar hornos en la calle, por miedo al fuego y a que el humo pueda molestar a los vecinos; los voladizos de las calles tienen que tener una altura determinada -suficiente para que pase un jinete con su caballo-, etc.

   La ciudad de al-Andalus no es siempre una masa abigarrada de casas construidas sin ningún criterio urbanístico, hay espacios intramuros no construidos que pueden tener diversas utilizaciones. Esta visión negativa que se suele tener -en términos urbanísticos- de la ciudad musulmana es fácilmente rebatible con multitud de ejemplos. Saltés se organiza según líneas casi octogonales, las calles de Pechina y Cieza son rectilíneas, bien trazadas, y las casas se alinean cuidadosamente, Medina Azahara presenta calles de trazado muy regular, si bien es cierto que en ocasiones el posterior crecimiento ofrece un paisaje de trazado un tanto irregular.

  En definitiva se puede decir que la ciudad musulmana se estructura con total coherencia, pese a su formación,en ocasiones espontánea, o su deseo de preservar la privacidad de la vivienda. Sí es una característica de la ciudad musulmana su fragmentación y la clara diferenciación de distintas áreas:

  • Áreas de estamentos administrativos, centros religiosos-intelectuales, alcaicerías, alhóndigas y zocos.
  • Áreas de habitación
  • Arrabales
  • Vega y alrededores de la ciudad
   El espacio intramuros se articula en torno a la alcazaba, que suele ocupar el espacio más elevado de le medina. La medina en si se desarrolla alrededor de la mezquita aljama, que marca el centro de la vida social, económica y religiosa. Los barrios comerciales se organizan en zocos, y se sitúan alejados de los barrios de residencia. Extramuros se encuentran los arrabales, en ocasiones protegidos por murallas independientes. Fuera del recinto también se encuentran la musallá, la masura, los mun (residencias de recreo) y algunos cementerios.

Las calles

calle de Córdoba
Tanto en las ciudades de origen romano como en las fundaciones musulmanas existe un sistema viario jerarquizado. Las vías principales son transversales, generalmente comunican las entradas más frecuentes. En estas vías, de intensa circulación, suele encontrarse la mezquita, la alcaicería y los zocos más importantes.

Esta jerarquización vial se observa perfectamente en Córdoba, Sevilla, o la Alhambra granadina, en donde tres calles principales articulan la red viaria. De estas vías principales partían otras más angostas, de las que partían a su vez numerosos callejones ciegos: estos callejones ciegos son los conocidos como adarves. Estas pequeñas calles y adarves tenían frecuentemente arquillos transversales que generalmente servían para asegurar las puertas de cierre de los barrios residenciales.
   Esta angostura y sinuosidad de las calles de las zonas residenciales servía tanto para proteger la privacidad, tan importante para la sociedad islámica, como para asegurar una buena defensa.

Adarve cordobés
Los barrios

   Los barrios residenciales, de muy desigual extensión, algunos de tan solo una calle; se encuentran en el interior del recinto urbano y diferenciados de los espacios de tránsito público. El acceso a las viviendas se realiza a través de adarves o azucaques (calle o callejón estrecho sin salida) que desembocan en otras vías más importantes y en pequeñas plazoletas.
Barrio residencial: 1) calle de acceso, 2) vías principales, 3) Mezquita de barrio, 4) Mercader o barbero, 5) Baño, 6) horno

 Estos barrios solían estar dotados de todos lo servicios públicos necesarios: mezquitas, baño, barbería, tienda de alimentos, horno, etc. 

  Una característica importante de la ciudad musulmana es la segregación de los habitantes en barrios. esta segregación podía deberse a muy distintos motivos:

  • Creencias religiosas: Mozárabes, estos barrios suelen reconocerse por la presencia de una iglesia; Judíos, más claramente diferenciados de los cristianos, solían disponer de sus aljamas lindando con las murallas.
  • Lugar de origen o tribu:Barrio de los Gomeres (Gumará) o de los Zenetes (Zanata) em Granada; barrio de los Cinela (Sin-háyá) en Zaragoza.
  • Actividad profesional: Funcionarios de la corte (al zayáyla) en Córdoba, mercaderes de higos (al-tayyamin) en Málaga, o de los halconeros (al-bayyazin) en Granada.
  • Enfermedad: Leprosos, en Granada
  • Mujeres públicas: Rabat al-qihab, en Alhama de Granada.
   También diferenciaban los barrios la suntuosidad de las casas, mientras que en unos se encontraban mansiones de cierta entidad, había otros barrios de viviendas muy modestas.

   Mención aparte merecen los arrabales. Estos han venido considerándose como fenómenos periurbanos, aunque hay autores, como Mikel Espalza (Espacios y sus funciones en la ciudad árabe, en La ciudad islámica, Zaragoza, 1991), que consideran al arrabal como un fenómeno totalmente urbano, ya que tienen una muralla como las medinas, poseen casi todos los espacios de una ciudad con sus respectivas funciones -mezquitas, zocos, baños, alhóndigas, etc.-. Por otro lado compartían con la medina la dependencia política, militar y judicial.

  Aún cuando los arrabales aparecen como consecuencia del crecimiento urbano y suelen instalarse extramuros, muchos acaban integrándose en la propia medina, es el caso de Ibiza; aunque otros se hallen a cierta distancia de la ciudad como el arrabal córdobes de Secunda o el de la Macarena en Sevilla. El número de arrabales de cada ciudad era muy diferente, dependiendo del mayor o menor crecimiento de la medina, así tenemos que Córdoba, en el siglo X, contaba con veinte arrabales, mientras que Sevilla no tenía más que tres.

 
  

miércoles, 23 de mayo de 2012

Ciudades de al-Andalus I

Introducción


Hasta fechas no muy lejanas la arqueología española ha tenido un cierto desprecio hacia lo medieval, y más aún por lo medieval musulmán. Tampoco los historiadores prestaron mayor atención al urbanismo andalusí.

   Leopoldo Torres Balbás, con su obra Las ciudades hispanomusulmanes (1971) abrió un camino que poco a poco está conduciendo a que conozcamos mejor la ciudad andalusí.

   El año 711 marca un nuevo capítulo en la historia peninsular; no sólo cambiará el espectro político, religioso y cultural, también modificará el espacio territorial y su morfología.

   Tras la caída del Imperio romano el mundo urbano se encontraba en plena decadencia, si bien hay que hacer constar que no había desaparecido por completo, como alguna vez se ha mencionado. Los musulmanes cambian este aspecto urbano. Se revitalizan ciudades en decadencia, se refundan otras, y finalmente son fundados nuevos núcleos urbanos. Se pueden establecer cuatro períodos para el desarrollo del urbanismo andalusí:


  1. 825-936: Tiempo de las fundaciones y las consolidaciones urbanas (Murcia, Medina Azahara, Calatayud, Madrid)
  2. 936-1031: Culminación de la red urbana (Medina Azahara, Medina Alzahira)
  3. 1031-115: Debilidades de las ciudades
  4. 1115-1492: Crisis



Medina Azahara

   Será a partir del siglo X cuando las madinas andalusíes comiencen a consolidarse. se crea toda una red de capitales de coras estructuras alrededor de la capital del califato cordobés; es a partir de estos momentos cuando el paisaje urbano de al-Andalus termina de formarse. Posteriormente, con los reinos de taifas, el fenómeno urbano se extiende a todo al-Andalus. Según Christine Mazzoli: en oriente no se conoce jamás un movimiento urbano de tal intensidad sobre un espacio tan reducido.

   La fundación de nuevas ciudades por parte de los musulmanes responde a diversos criterios:

  •    Reconstrucción de una urbe anterior: Lérida, Beja
  •    Razones militares: Calatrava, Tudela, Madrid, Medinaceli
  •    Ordenadas por monarcas: Murcia, Úbeda, Medina Azahara, Almería
  •    Señores independientes: Uclés, Badajoz, Medina Alzahira
   Por otro lado es difícil establecer una morfología unitaria para la ciudad andalusí y aunque se hayan establecido unos arquetipos de ciudad, las diferencias son sustanciales.Por tanto serñia muy arriesgado establecer un único modelo para la ciudad andalusí, y la musulmana en general, pues mientras que en la gran mayoría de las ciudades grandes y medianas, e incluso rurales de menor entidad, se puede observar un modelo urbano bastante bien definido; no ocurre lo mismo con las grandes metrópolis que, en ocasiones, tienen un desmedido crecimiento, por otro lado un tanto anárquico -menos de lo que se piensa- que impide otorgar un modelo urbano a todas ellas.

Modelo de medina

   Finalmente es conveniente señalar que en el estudio de las ciudades de al-Andalus, como en otros campos, se han venido manteniendo a lo largo del tiempo, muchos tópicos, algunos más que discutibles, que la nueva metodología historiográfica puede matizar, y en ocasiones desmentir.

Definición de medina

   Establecer que elementos son necesarios para otorgar la homologación de medina a un espacio urbano, encierra, en ocasiones, bastantes dificultades. Por un lado ni la consulta de las fuentes sirve para establecer, de manera definitiva, que emplazamiento urbano era media y cual no. En múltiples ocasiones se puede observar que un autor califica como medina a determinada entidad urbana y otro no la considera como tal; incluso, en ocasiones, el mismo autor da distintas catalogación al mismo núcleo.

   Al-Idrisi presenta al-Andalus estbleciendo distintos núcleor urbanos: ciudad (mudun) capital de distrito religioso, jurídico, fiscal, militar, castillo (hism) lugar fortificado de importancia variable; pueblo rural (qayra) fortificado o no. Para al-Idrisi lo fundamental para que una ciudad sea tal, es que tenga amir (poblamiento abundante y permanente).

   Generalmente se denomina medina a todo núcleo urbano que contenga determinadas características:    Existencia de elementos urbanos: murallas, puertas, mezquitas,baños, zocos, alhóndigas y otros edificios notables.
Planos de Almería y Badajoz

   Pero las características antes apuntadas las reúnen centros que no son tenidos por medinas, por ejemplo, el castillo de Gormaz. Se puede por tanto establecer, y siempre con múltiples matices, que una medina es el centro urbano que reúne las condiciones expresadas pero que a la vez es un espacio amir, es decir, representante del estado de cultura por oposición al inculto; también es una entidad bien abastecida y con ambiente cultura, y lo más importante, en la medina se expresa la autoridad del sultán, por ejemplo con la presencia de un cadí.

Característica generales de la medina andalusí

   La mayor parte de los centros urbanos existentes antes de la entrada musulmana en Hispania lo único que hacen es cambiar su denominación por un nombre árabe: Illici - Als, Ilerda - Larida, Valentia - Balansia, Caesaraugusta -Sarakusta, etc.

   En los núcleos urbanos anteriores que mantenían una vida activa, aunque barrios enteros hubieran desparecido, lo norma es que la antigua sede de la catedral cristiana pasara a ser mezquita aljama, si bien no se solía utilizar la totalidad del recinto, dejando parte de él para el culto cristiano; en estos casos en un extremo del recinto amurallado se construía la alcazaba. En caso de nueva fundación lo primero que se construía era la alcazaba, emplazada en un lugar especialmente estratégico, y a partir de ella se construía la medina.

   Siguiendo la clasificación que establece C. Mazzoli de los tipos de madina en función de su localización geográfica, se pueden diferenciar distintas configuraciones:

  • Ciudad espolón, instalada en el interior de un meandro (Albarracín) o en la confluencia de dos ríos (Ronda), la ciudad ocupa la cima, cuyos flancos no son aptos para la construcción
  • Ciudad acrópolis (clásica), en general instaladas sobre el litoral (Almería, Málaga) o en la orilla de un río (Badajoz); la ciudad está establecida al pie de un altura, sobre una pequeña llanura o sobre los últimos contrafuertes de la altura.
  • Ciudad colina, ubicaba en la confluencia de dos corrientes de agua (Cabra, Vascos), dominando un pequeño río (Madrid, Huesca), o situada a alguna distancia de un elemento hidrográfico (Úbeda)
  • Ciudad en llano, instalada en un llano o en un lugar sin grandes accidentes topográficos; en este caso el elemento hidrográfico y no el orográfico es el que determina la defensa de la ciudad y condiciona el desarrollo urbano. La medina se encuentra en el interior de un meandro de la llanura (Murcia) o sobre una península o una isla (Tarifa, Alcira)



    





   

martes, 15 de mayo de 2012


Mayrit ciudad andalusí

José Luís Garrot Garrot[1]

            A los estudios arqueológicos sobre el pasado medieval de Madrid le persigue la controversia. Una controversia que parece estar empujada por la mezcla de intereses políticos y/o económicos, o simplemente por el deseo de notoriedad de alguna de las personas que han estado inmersas en este proceso.
            La primera controversia, que acabó en los tribunales, comienza en 1982 cuando se inician unas excavaciones de urgencia con el fin de evaluar si no existían restos arqueológicos que impidieran la construcción de un aparcamiento y un túnel subterráneo en la calle Bailén.
            En aquella ocasión hubo discrepancia, a la hora de discernir la importancia o no de los restos arqueológicos hallados, entre los codirectores del proyecto. Esther Andreu y Manuel Retuerce Velasco. La señora Andreu firmó, a espaldas del señor Retuerce, un informe en que calificaba de prescindibles los restos hallados –entre ellos parte de la Casa del Tesoro (s. XVI)-. Este informe era el que deseaban las autoridades madrileñas para poder iniciar las obras. Manuel Retuerce, que no estaba de acuerdo en que se cometiera semejante barbaridad, no sólo se negó a firmar el informe, sino que además presentó su dimisión.
            Que lo acontecido en aquellas fechas fue un asalto a la historia de Madrid parece que es la idea que mantienen casi todos los especialistas, es especialmente interesante el artículo que publicó el arqueólogo Luis Caballero Zoreda – El País, 15/08/1996- al respecto. El resultado final fue que se destruyeron todos los restos y que, desde entonces Manuel Retuerce, uno de los mejores arqueólogos sobre la Edad Media que tenemos en España, no volviera a ser contratado para realizar excavaciones en Madrid. La que si se ha mantenido al frente de las excavaciones encargadas por el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid es Esther Andreu. ¿Casualidad?
            En enero de 2011 apareció una noticia en El País en que Esther Andreu aseguraba que Madrid, como ciudad, era de origen cristiano, siendo el Mayrit musulmán un simple asentamiento militar. Esta aseveración la hacía sin aportar una base sólida a tan llamativa hipótesis, y obviando totalmente cualquier tipo de información proveniente de las fuentes escritas y de informes arqueológicos sobre otras zonas de Madrid.
            En el Siglo de Oro, López de Hoyos, cronista de la Villa de Madrid, dada a la capital un origen griego o romano. Como se puede suponer la ciudad elegida por el muy católico rey Felipe II no podía tener un origen musulmán. Esta idea parece trasladada al siglo XXI. La ciudad de Madrid lleva años gobernada por un partido con unas muy relevantes posturas españolistas –cabe mencionar a título de anécdota que la única enmienda que el PP ha admitido en el debate sobre los presupuestos del Estado, haya sido una que otorga una subvención de unos 200.000 Є para unos festejos que conmemoren la victoria de los cristianos sobre los «moros» en la Batalla de las Navas de Tolosa.
            La rotundidad de la afirmación de Andreu en sus declaraciones a El País parece no dejar duda «Madrid nació como ciudad bajo mandato cristiano, en el siglo XII, y no en la época árabe, tal como se creía (…), el Mayrit que se remonta al siglo IX era sólo un cuartel y no una población». Parece ser que Andreu ignora que Madrid, hasta su nombramiento como capital del reino, era un villorrio de muy escasa importancia, por no decir ninguna, y en que aún habitaban un buen número de mudéjares como queda constatado en numerosos documentos de la Villa.
Continúa sus declaraciones Andreu con la autoría de unas casas halladas durante las últimas excavaciones: « (…) hallazgo de los restos de seis casas medievales, las más antiguas encontradas hasta ahora (…) y donde no se han hallado nunca restos urbanos similares de la época árabe.». En un artículo publicado en 2007, la propia Andreu mantiene todo lo contrario. « En primer lugar hemos quisiéramos destacar que las viviendas se constituyeron en el siglo X por sus primeros moradores islámicos, continuaron habitándose durante la época de la ocupación cristiana” (ANDREU, 2007: 693) En qué quedamos, lo que en 2007 era musulmán ahora es cristiano. ¿Cómo explica entonces los restos materiales encontrados de procedencia islámica?
Parece que Andreu según sea el foro en donde se manifiesta cambia sus conclusiones, así en la ponencia que presentó en las jornadas que se realizaron en la Casa Árabe de Madrid, en 2011, mantiene lo contrario a lo manifestado en El País: «(…) ya sin restos delatores, comenzaron a narrarse pasados gloriosos para la villa, poblamientos de entidad carpetanos, romanos y visigodos –no olvidemos nuestra Mantua Carpetorum, como denominó a Madrid y, por supuesto, un pasado medieval islámico muy importante, ya que, eso sí, siempre hubo que admitir que el verdadero origen de la ciudad era musulmán» (ANDREU, 2011b: 40). Comentaré que en estas jornadas participaron refutados arabistas, quizás por eso cambió el discurso la señora Andreu.
Cada día estamos más de acuerdo historiadores y arqueólogos que no se puede hacer un análisis completo del pasado más remoto olvidando lo que nos ofrecen ambas ciencias. En estas mismas jornadas de la Casa Árabe, Esther Andreu hace un comentario que es totalmente falso: « Al atender las crónicas árabes, encontramos que las primeras referencias a la fundación de la ciudad están hechas siempre por geógrafos o cronistas muy posteriores, que aunque citan fechas más remotas hablan ya desde el recuerdo» (ANDREU, 2011b: 42). En la nota nº 4 menciona solamente a Al Himyari (1194-1195) y, como fuentes de éste a al-Bakri (m. 1094) y al-Idrisi (m. 1166). Andreu parece “olvidar” todas las referencias a Mayrit aparecidas con anterioridad a las que ella menciona. Las primeras crónicas islámicas que mencionan a Mayrit son contemporáneas. El primero en mencionar Mayrit es al-Razi (865-925), posteriormente lo hacen Ibn Hayyan (987-1075), Ibn Hazm (994-1064), Ibn al Faradi (962-1012), y la Crónica anónima de Abd al-Rahman III al-Nasir, datada en el siglo X (GARROT, 2011: 31-51)
Como he mencionado anteriormente mal arqueólogo es el que ignora las fuentes escritas, y mal historiador es el que hace lo propio de las arqueológicas. Quizás mi formación de historiador y que ha trabajo como arqueólogo durante unos pocos de años, hagan que yo si tenga muy en cuenta la información que recibimos de ambos tipos de fuentes.
Una vez realizada esta reflexión sobre la supuesta autoría cristiana de Madrid como ciudad pasaré a intentar demostrar como los restos arqueológicos encontrados en Madrid demuestran no sólo que la ciudad es fundación musulmana, sino que además en ella se realizaban todas las actividades propias de una madina, y no solamente las propias de un cuartel.
Evidencias materiales de la madina Mayrit
            De sobra es conocida la dificultad que encierran las grandes ciudades para poder realizar labores arqueológicas; a pesar de estas cortapisas se han realizado numerosas excavaciones dirigidas por excelentes arqueólogos como es el caso de Luis Caballero Zorea, Manuel Retuerce Velasco o Juan Zozaya. Estas excavaciones nos han dejado restos de cultura material que, junto al estudio de las fuentes escritas nos permiten, aunque no con todo el detalle que desearíamos, poder conformar una idea de cómo y qué fue el Mayrit islámico.
            En el siglo IX, una vez consolidado el poder omeya en al-Andalus, se inició un periodo de fundación de ciudades. Estas fundaciones urbanas tienen en principio un carácter militar, son lo que podríamos denominar ciudades-acrópolis, para con el paso del tiempo irse conformando en verdaderos centros urbanos, es decir en madinas, dentro de este grupo es donde se encuadraría Mayrit.
            Los primeros restos musulmanes hallados correspondían a la antigua muralla musulmana. Sin duda este cercamiento nos muestra la formación de un baluarte militar en correspondencia a la idea de Muhammad I de reforzar la zona, bien para controlar el paso de los cristianos, bien para controlar a la belicosa ciudad de Toledo.
            En su Muqtabis, Ibn Hayyán califica a Mayrit de hisn para la época de Muhammad I, para posteriormente, y ya en el período de correspondiente al gobierno de Abd al-Rahman III, de madina. Este cambio en la designación podría ser un salto cualitativo en relación a la calificación urbanística de Mayrit. Este cambio también podría relacionarse con la reparación de las murallas ordenada por Abd al-Rahman III; no siendo descartable que en estos momentos se hubiera construido otra cerca. Estos antecedentes supondrían que, como en tantos otros lugares de al-Andalus, lo que comienza siendo un simple recinto militar se convierte en núcleo urbano, en este sentido apunta la hipótesis de C. Mazzoli: «El cambio que se puede observar en la manera de designar a Madrid como madina para la que ha sido nombrado gobernador al-Fath b. Yahya en el año 939-940 quizá pueda revelar un cambio de estatuto ¿jurídico? ¿económico? Para el lugar (…)» (MAZZOLI, 2011: 21).
            Otra estructura urbana halla del período islámico fueron los restos de una mezquita hallados en la calle de la Almudena, junto a la conocida como Puerta de Santa María. Esta mezquita es catalogada de mezquita aljama por alguno de los cronistas árabes que aludieron a Madrid. La existencia de una mezquita aljama hace pensar en la existencia de otras en los distintos arrabales, tanto intramuros como extramuros. Aún cuando no se han encontrado restos de otras mezquitas, José Manuel Castellanos que menciona un documento del siglo XV que pudiera relacionarse con la existencia de otra mezquita: «La medina contaba con una mezquita mayor (…) No hay constancia de otros oratorios musulmanes dentro del recinto murado, pero en una provisión de Fernando I de 1478 menciona “un solar questá a la puerta de Alvega, el qual tiene en medio un alminar”. Dicho texto (…) deja la posibilidad quela ciudad fortificada contara, al menos con otra mezquita» (CASTELLANOS: 32). Es más, esta homologación de mezquita aljama podría hacer pensar que Mayrit, durante el periodo califal, es el centro estructurador de un determinado territorio, en una capitalidad de la cora en lugar de Toledo – coincido con Eduardo Manzano en que una ciudad manifiestamente hostil al poder cordobés, como era el caso de Toledo, fuera designada como capital de provincia-.
            Otra estructura significativa se halló en las excavaciones llevadas a cabo en la plaza de los Carros, me refiero a los restos de un viaje del agua datado en el siglo IX –el más antiguo de los viajes de agua árabes localizados-. Lo hallado es una sección rectangular, con andén lateral y canal forrado de piedras, disponía de un murete intermedio que llega a la altura del andén a modo de presilla para depurar el agua – ver CABALLERO/PRIEGO: 1983- El viaje nacería en Puerta Cerrada, continuaría por la Cava Baja, Pª de los Carros, calle Don Pedro, para terminar en la calle Segovia. Oliver Asín hablaba del qanat conocido como del Bajo Albroñigal, que llegaba hasta la puerta de moros. Este viaje del agua, como apunta Retuerce, podría ser también de origen islámico. Ya de época cristiana, 1399, hay otro viaje que podría servir de abastecimiento a unos baños, posiblemente de origen árabe –ya sabemos que los cristianos no eran muy amigos de construir este tipo de instalaciones-, la existencia de estos baños abundaría en el carácter urbano de Mayrit.
            En las excavaciones realizadas en 2006 en la calle Toledo 68, se encontró una necrópolis, en la zona excavada se hallaron cuarenta y seis tumbas. José I. Murillo –arqueólogo que participó en las excavaciones- piensa que esta parte correspondería a un cementerio mucho más amplio que descendería, a través de la calle Humilladero, hasta la Puerta de Moros. El cementerio tiene una ocupación que abraca desde el siglo X al XV. Este cementerio podría ser el mismo que Retuerce ubica – a través de los testimonios recogidos a unos obreros que realizaban unas obras- en la Pª de la Cebada. Un cementerio de tal extensión, que probablemente no era el único- correspondería a un núcleo urbano de cierta envergadura.
            Está confirmada la existencia de cuatro arrabales musulmanes en distintos lugares de Madrid. El primero, cronológicamente hablando, sería el ubicado al sur de las Vistillas, ocupando la zona comprendida entre las Vistillas, Pª de los Carros, calle San Andrés y Pª de la Paja. Éste sería el arrabal de más extensión y mayor número de habitantes. El segundo, con ocupación demostrada desde el siglo IX al XI, estaría situado en la zona de la iglesia de Stª María, calle Espejo, calle Escalinata y las calles que descienden hacia la Pª de la Ópera, según Pérez Vicente la zona de mayor ocupación se situaría en la Pª Ramales. El tercero se encontraría entre la Cava Baja, calle del Almendro, calle Nuncio y la zona alta de la calle Segovia hasta Puerta Cerrada, este estaría probablemente relacionado con el situado entre la calle Sacramento, la calle Mayor y la calle del Rollo, documentándose en el restos de los siglos X y XII. Pérez Vicente marca una hipótesis que comparto totalmente: « (…) la presencia de cuatro arrabales nos indicaría que el Madrid islámico se fue desarrollando y creciendo hasta convertirse en una pequeña ciudad de cierta extensión e importancia (…)» (PEREZ VICENTE: 194)
            No cabe duda que tanto el número como la extensión de los arrabales indica un número de población de cierta relevancia, superior sin duda al que tendría un simple asentamiento militar. Otro indicio de que la población musulmana de Mayrit no era tan exigua como algunos quieren hacernos creer es la presencia documentada de mudéjares hasta 1502 –año en que un decreto de los Reyes Católicos obligaba a los mudéjares a convertirse al cristianismo o abandonar los territorios de la Corona de Castilla-. Esta presencia hasta fecha tan lejana refleja una numerosa presencia de musulmanes en Madrid, ya que es de suponer que tras la conquista muchos optaran por marcharse a las tierras aún ocupadas por los musulmanes, si tras esta, más que lógica diáspora, aún quedaban musulmanes en Madrid es signo de que la población no era tan reducida.
            En cuanto a los restos materiales encontrados algunos son bastante significativos como, por ejemplo, piezas de ajedrez fabricadas en piedra de talco –que no se encuentra en la provincia de Madrid-, restos de cerámica de reflejo dorado, provenientes de Oriente, la maqueta de una fortaleza posiblemente utilizada como juguete; estos elementos nos muestran la existencia de una actividad comercial impropia de un simple asentamiento militar. Otro signo de desarrollo urbanístico es el hallazgo de una escápula de bóvido grabado con el alifato, lo que podría significar la presencia de alguna madrasa. Igualmente la única estela funeraria árabe encontrada en Madrid tiene una grafía, que según el estudio de Mª Antonia Martínez Núñez, se corresponde al tipo de grafía utilizado en los medios urbanos, distinta a la utilizada en ámbitos rurales.
            Ya fuera de las referencias materiales, otros indicios apuntan a la homologación de Mayrit como madina: la presencia de cadíes lo que supone la conformación de un núcleo urbano no militar, la presencia de ulemas, así como la referencia en las fuentes árabes a dos docenas de biografías de mayritíes nos hace pensar en una cierta actividad cultural, algo no muy compatible con una simple ocupación militar.


Conclusiones
            Creo haber demostrado con este trabajo que Mayrit era mucho más que un simple acuartelamiento militar. Las pruebas arqueológicas y las documentales así lo demuestran, por lo que me atrevo a afirmar que Mayrit era una ciudad, y que desarrollaba las actividades y funciones propias de la misma, y esta aseveración la hago pese a quien pese.
            Finalmente quisiera hacer algunas consideraciones personales. En primer lugar haría una crítica a aquellos que toman por verdad incontestable algo sin molestarse en confrontar la realidad de lo que se ha escuchado o leído. En este caso concreto a las periodistas que se han hecho eco de las hipótesis de Esther Andreu sin tomarse la molestia de consultar otras fuentes. En primero de historia ya se nos enseña que lo primero que hay que hacer con las fuentes es un análisis crítico.
            También señalar que flaco favor hacemos a la historia los profesionales que mezclemos o antepongamos nuestras ideologías o intereses personales a la hora de escribir sobre nuestro pasado.
Breves referencias bibliográficas
ANDREU MEDIERO, Esther (2007): El Madrid Medieval, en Cesaraugusta, nº 78 (Madrid), pp. 687-698)
ANDREU MEDIERO, Esther (2011): La arqueología como determinante para el conocimiento del origen de Madrid, en De Mayrit a Madrid (Madrid), pp. 40-53
ANDREU MEDIERO, Esther y PAÑOS CUBILLO, Verónica (2011b): Tumba visigoda entre la plaza de la Armería y la Catedral (Madrid), en La Ilustración de Madrid, nº 19
(Madrid), pp. 43-80
 CABALLERO, Luís y PRIEGO, Carmen (1984): Madrid barrio histórico. Informe de las excavaciones arqueológicas efectuadas en la plaza de los Carros, en Estudios de Prehistoria y Arqueología Madrileña, (Madrid), pp. 171-190
CASTELLANOS OÑATE, José Manuel (2011): La Medina de Mayrit, en De Mayrit a Madrid (Madrid), pp. 30-39
GARROT GARROT, José Luís (2008): Recuerdos de Mayrit, en Madrid en el tránsito de la Edad Media a la Moderna, (Madrid), pp. 83-103
GARROT GARROT, José Luís (2011): Cómo veían las fuentes árabes a Mayrit, en Una re MAZZOLI GUINTAR, Christine (2011): Madrid pequeña ciudad de al-Andalus (siglos IX-XXI) (Madrid)


[1] Licenciado en Historia especialidad Medieval. D.E.A en Estudios Árabes e Islámicos. Miembro del grupo de investigación de la UCM Madrid Medieval