Toledo
El segundo pasaje hispano que
aparece en la obra de Ken Follet es la ciudad de Toledo. La ciudad castellana
fue conquistada a los musulmanes por Alfonso VI en el año 1085. Toledo había
sido la capital del reino visigodo. Tras la conquista musulmana de la Península
pasó a ser una de las principales ciudades de al-Andalus. Cuando se desmoronó
el califato omeya se convirtió en uno de los principales reinos de taifas.
Mapa antiguo de Toledo
Tras la conquista de la ciudad
por Alfonso VI la población toledana era un conglomerado de etnias y culturas.
Convivían musulmanes (1), judíos y cristianos, y dentro de estos últimos, se
podían distinguir distintos grupos, por su cultura, su idioma, así como por su
particular forma de manifestar su religiosidad. De esta forma podemos ver a
castellanos y francos que seguían el rito católico ortodoxo, los mozárabes que
mantenían vivo el rito mozárabe, y los conversos, tanto judíos como musulmanes,
que seguían con mayor o menor entusiasmo los preceptos de la religión a la que
se habían acogido.
Es preciso analizar la famosa
tolerancia de la sociedad toledana ya que no fue tan amplia como comúnmente se
cree. Aún así, es cierto que varios monarcas intentaron que existiera esta
convivencia, en gran parte debido al temor a que se despoblara el territorio; a
este respecto es reseñable que Alfonso VI se hiciera llamar «emperador de las
tres religiones» (2).
Estatua ecuestre de Alfonso VI
Un elemento que sirvió para
mantener la diversidad cultural entre cristianos, musulmanes, e incluso judíos,
fueron los mozárabes -recordemos que el término mozárabe significa «arabizado».
Estas gentes en las que confluían influencias de ambas culturas hacen que la
«comprensión» de los elementos socioculturales arabo-musulmanes no sean vistos como
extraños tras la conquista. A lo anterior hay que sumar que todos comparten una
misma lengua: el árabe.
Dentro de esta convivencia se
suele hablar de tres culturas, aunque posiblemente lo más lógico sería que se
empleara el término de dos culturas y tres religiones. Sólo hubo dos culturas
dominantes, cada una en un periodo distinto, la árabe y la cristiana; la
cultura judía nunca tuvo ningún tipo de influencia en el desarrollo de la vida
cotidiana.
¿Qué ciudad se encontró el
cantero inglés a su llegada a Toledo? Se podría decir que una ciudad que
mantenía aún la fisonomía árabe que le habían otorgado sus pobladores
musulmanes. Incluso tras la conquista cristiana fueron los artesanos y alarifes
mudéjares los que siguieron construyendo la mayoría de los edificios siguiendo
la pauta arabo-islámica.
El principal acceso a la ciudad
era la Puerta de la Bisagra, tras ellas se encontraba el Arrabal, antiguo
barrio musulmán que fue amurallado por orden de Alfonso VI.
Puerta nueva de la Bisagra
Continuando por la vía principal
se llegaba al antiguo muro Azor, abierto por dos puertas. Junto a una de ellas
se levantaba la mezquita hoy conocida por Cristo de la Luz. (3)
Cristo de la Luz
El centro de la ciudad era la
plaza de Zocodover (4) lugar donde se celebraba un mercado semanal. La zona
comercial incluía el barrio de los Francos, la Alcaicería -donde se comerciaba
con objetos de lujo-, y junto a ella, los comerciantes judíos que se
distribuían por la plaza de las Cuatro Calles y la calle de la Sinagoga
formando el Alcaná (5).
Cuando Follet menciona que Jack
vivía con un grupo de clérigos ingleses, que formaban parte de la comunidad
internacional, parece que se está refiriendo a la que se ha denominado Escuela
de Traductores de Toledo. Respecto a esto conviene decir que no existe ningún
documento que nos haga pensar que existiera un marco institucional que agrupara
a los traductores que se encontraban en Toledo; se puede afirmar -aunque aún
hay quien mantiene lo contrario- que tal institución no existió.
Alfonso X con escribanos. Imagen
de la Cantigas
Lo que sí es cierto es que hubo
una confluencia de personajes interesados en recuperar tanto el saber clásico
como el de la cultura árabe. La traducción de obras escritas en árabe al latín
parece que tuvo un primer impulsor en la figura del arzobispo Raimundo
(1124-1152), aunque solamente aparezca una obra dedicada a él. Todo indica que
fue en tiempos de sus sucesor, el arzobispo Juan (1152-1166) cuando mayor
empuje recibieron las traducciones. Para apoyar esta afirmación cabe mencionar
que dos de los principales traductores «toledanos», Gerardo de Cremona y
Domingo Gonzálvez estuvieron en Toledo en el periodo comprendido entre 1150 y
1180.
Las traducciones las solían
realizar dos personas con conocimientos sobre la materia que tenían que
traducir. Uno era experto en la lengua en que estaba escrito el original, el
otro en la lengua a la que iba a ser vertido el libro. Con Alfonso X los
traductores aumentaron a tres, encargándose uno de ellos de elaborar la versión
en castellano.
La importancia cultural de Toledo
viene de época musulmana. Cada una de las taifas destacó en una rama del saber.
La de Sevilla en la poesía; Denia en los estudios coránicos, Córdoba en
historia y geografía, quedando para Toledo ostentar la hegemonía en las
ciencias que provenían de la Antigüedad. Tras la caída del califato cordobés
muchos astrónomos, filósofos, médicos, etc., se trasladaron de Córdoba a
Toledo. Este hecho posibilitó que en siglos posteriores Toledo pudiera ser
considerada como la capital científica de al-Andalus.
Posiblemente fue este esplendor
de las ciencias el que posibilitó que hubiera científicos que fueran capaces de
fabricar las magníficas clepsidras (6) y los autómatas. Dentro de las
clepsidras fueron famosas en Toledo las construidas por Arzarquiel (7) por
encargo del rey al-Mamun. Las clepsidras de Arzaquiel estuvieron funcionando
hasta 1134. En esa fecha un astrónomo judío, Amir ben Zabara, solicitó al rey
Alfonso VII permiso para desmontarlas y así poder estudiar su funcionamiento.
Una vez desmontadas, el erudito judío se vio incapaz de reconstruirlas por lo
que las clepsidras toledanas desaparecieron.
Antes de concluir no quiero dejar
de alabar el buen trabajo documental realizado por Ken Follet, sería de
agradecer que en todas las novelas históricas se actuara con el rigor con el
que lo hace el autor de Los Pilares de la Tierra.
Notas
(1) En número mucho menor del que
se suele pensar. La conquista de la ciudad por los cristianos provocó que
muchos huyeran a las zonas de al-Andalus que aún estaban en posesión de los
musulmanes; de los que quedaron un buen número se marchó cuando la mezquita
aljama fue convertida en templo de culto cristiano -faltando a las promesas
hechas por Alfonso VI-
(2) Refiriéndose al cristianismo,
islam y judaísmo.
(3) Construida en el 999, fue
cristianizada en el siglo XII añadiéndosele un ábside de estilo mudéjar.
(4) Suq-al-dawab (mercado de las
bestias)
(5) Lugar donde estaban las
tiendas de los mercaderes
(6) Relojes de agua. El amigo
converso de Jack tenía uno de ellos en su casa.
(7) De ellas hablaron Mose ben
Ezra, que le dedicó un poema, y el geógrafo al-Zuhri.
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