Mayrit
ciudad andalusí
José
Luís Garrot Garrot[1]
A
los estudios arqueológicos sobre el pasado medieval de Madrid le persigue la
controversia. Una controversia que parece estar empujada por la mezcla de
intereses políticos y/o económicos, o simplemente por el deseo de notoriedad de
alguna de las personas que han estado inmersas en este proceso.
La
primera controversia, que acabó en los tribunales, comienza en 1982 cuando se
inician unas excavaciones de urgencia con el fin de evaluar si no existían
restos arqueológicos que impidieran la construcción de un aparcamiento y un
túnel subterráneo en la calle Bailén.
En
aquella ocasión hubo discrepancia, a la hora de discernir la importancia o no
de los restos arqueológicos hallados, entre los codirectores del proyecto.
Esther Andreu y Manuel Retuerce Velasco. La señora Andreu firmó, a espaldas del
señor Retuerce, un informe en que calificaba de prescindibles los restos
hallados –entre ellos parte de la Casa del Tesoro (s. XVI)-. Este informe era
el que deseaban las autoridades madrileñas para poder iniciar las obras. Manuel
Retuerce, que no estaba de acuerdo en que se cometiera semejante barbaridad, no
sólo se negó a firmar el informe, sino que además presentó su dimisión.
Que
lo acontecido en aquellas fechas fue un asalto a la historia de Madrid parece
que es la idea que mantienen casi todos los especialistas, es especialmente
interesante el artículo que publicó el arqueólogo Luis Caballero Zoreda – El
País, 15/08/1996- al respecto. El resultado final fue que se destruyeron todos
los restos y que, desde entonces Manuel Retuerce, uno de los mejores
arqueólogos sobre la Edad Media que tenemos en España, no volviera a ser
contratado para realizar excavaciones en Madrid. La que si se ha mantenido al
frente de las excavaciones encargadas por el Ayuntamiento y la Comunidad de
Madrid es Esther Andreu. ¿Casualidad?
En
enero de 2011 apareció una noticia en El País en que Esther Andreu aseguraba
que Madrid, como ciudad, era de origen cristiano, siendo el Mayrit musulmán un simple
asentamiento militar. Esta aseveración la hacía sin aportar una base sólida a
tan llamativa hipótesis, y obviando totalmente cualquier tipo de información
proveniente de las fuentes escritas y de informes arqueológicos sobre otras
zonas de Madrid.
En
el Siglo de Oro, López de Hoyos, cronista de la Villa de Madrid, dada a la
capital un origen griego o romano. Como se puede suponer la ciudad elegida por
el muy católico rey Felipe II no podía tener un origen musulmán. Esta idea
parece trasladada al siglo XXI. La ciudad de Madrid lleva años gobernada por un
partido con unas muy relevantes posturas españolistas –cabe mencionar a título
de anécdota que la única enmienda que el PP ha admitido en el debate sobre los
presupuestos del Estado, haya sido una que otorga una subvención de unos
200.000 Є para unos festejos que conmemoren la victoria de los cristianos sobre
los «moros» en la Batalla de las Navas de Tolosa.
La
rotundidad de la afirmación de Andreu en sus declaraciones a El País parece no
dejar duda «Madrid nació como ciudad bajo
mandato cristiano, en el siglo XII, y no en la época árabe, tal como se creía
(…), el Mayrit que se remonta al siglo IX era sólo un cuartel y no una
población». Parece ser que Andreu ignora que Madrid, hasta su nombramiento
como capital del reino, era un villorrio de muy escasa importancia, por no
decir ninguna, y en que aún habitaban un buen número de mudéjares como queda
constatado en numerosos documentos de la Villa.
Continúa sus
declaraciones Andreu con la autoría de unas casas halladas durante las últimas
excavaciones: « (…) hallazgo de los
restos de seis casas medievales, las más antiguas encontradas hasta ahora (…) y
donde no se han hallado nunca restos urbanos similares de la época árabe.».
En un artículo publicado en 2007, la propia Andreu mantiene todo lo contrario.
« En primer lugar hemos quisiéramos
destacar que las viviendas se constituyeron en el siglo X por sus primeros
moradores islámicos, continuaron habitándose durante la época de la ocupación
cristiana” (ANDREU, 2007: 693) En qué quedamos, lo que en 2007 era musulmán
ahora es cristiano. ¿Cómo explica entonces los restos materiales encontrados de
procedencia islámica?
Parece que Andreu
según sea el foro en donde se manifiesta cambia sus conclusiones, así en la
ponencia que presentó en las jornadas que se realizaron en la Casa Árabe de
Madrid, en 2011, mantiene lo contrario a lo manifestado en El País: «(…) ya sin restos
delatores, comenzaron a narrarse pasados gloriosos para la villa, poblamientos
de entidad carpetanos, romanos y visigodos –no olvidemos nuestra Mantua
Carpetorum, como denominó a Madrid y, por supuesto, un pasado medieval islámico
muy importante, ya que, eso sí, siempre hubo que admitir que el verdadero
origen de la ciudad era musulmán» (ANDREU, 2011b: 40). Comentaré que en
estas jornadas participaron refutados arabistas, quizás por eso cambió el
discurso la señora Andreu.
Cada día estamos más
de acuerdo historiadores y arqueólogos que no se puede hacer un análisis
completo del pasado más remoto olvidando lo que nos ofrecen ambas ciencias. En
estas mismas jornadas de la Casa Árabe, Esther Andreu hace un comentario que es
totalmente falso: « Al atender las
crónicas árabes, encontramos que las primeras referencias a la fundación de la
ciudad están hechas siempre por geógrafos o cronistas muy posteriores, que
aunque citan fechas más remotas hablan ya desde el recuerdo» (ANDREU,
2011b: 42). En la nota nº 4 menciona solamente a Al Himyari (1194-1195) y, como
fuentes de éste a al-Bakri (m. 1094) y al-Idrisi (m. 1166). Andreu parece
“olvidar” todas las referencias a Mayrit aparecidas con anterioridad a las que
ella menciona. Las primeras crónicas islámicas que mencionan a Mayrit son
contemporáneas. El primero en mencionar Mayrit es al-Razi (865-925),
posteriormente lo hacen Ibn Hayyan (987-1075), Ibn Hazm (994-1064), Ibn al
Faradi (962-1012), y la Crónica anónima
de Abd al-Rahman III al-Nasir, datada en el siglo X (GARROT, 2011: 31-51)
Como he mencionado
anteriormente mal arqueólogo es el que ignora las fuentes escritas, y mal historiador
es el que hace lo propio de las arqueológicas. Quizás mi formación de
historiador y que ha trabajo como arqueólogo durante unos pocos de años, hagan
que yo si tenga muy en cuenta la información que recibimos de ambos tipos de
fuentes.
Una
vez realizada esta reflexión sobre la supuesta autoría cristiana de Madrid como
ciudad pasaré a intentar demostrar como los restos arqueológicos encontrados en
Madrid demuestran no sólo que la ciudad es fundación musulmana, sino que además
en ella se realizaban todas las actividades propias de una madina, y no solamente las propias de un cuartel.
Evidencias materiales
de la madina Mayrit
De sobra es conocida la dificultad
que encierran las grandes ciudades para poder realizar labores arqueológicas; a
pesar de estas cortapisas se han realizado numerosas excavaciones dirigidas por
excelentes arqueólogos como es el caso de Luis Caballero Zorea, Manuel Retuerce
Velasco o Juan Zozaya. Estas excavaciones nos han dejado restos de cultura
material que, junto al estudio de las fuentes escritas nos permiten, aunque no
con todo el detalle que desearíamos, poder conformar una idea de cómo y qué fue
el Mayrit islámico.
En el siglo IX, una vez consolidado
el poder omeya en al-Andalus, se inició un periodo de fundación de ciudades.
Estas fundaciones urbanas tienen en principio un carácter militar, son lo que
podríamos denominar ciudades-acrópolis, para con el paso del tiempo irse
conformando en verdaderos centros urbanos, es decir en madinas, dentro de este grupo es donde se encuadraría Mayrit.
Los primeros restos musulmanes
hallados correspondían a la antigua muralla musulmana. Sin duda este
cercamiento nos muestra la formación de un baluarte militar en correspondencia
a la idea de Muhammad I de reforzar la zona, bien para controlar el paso de los
cristianos, bien para controlar a la belicosa ciudad de Toledo.
En su Muqtabis, Ibn Hayyán califica a Mayrit
de hisn para la época de Muhammad I,
para posteriormente, y ya en el período de correspondiente al gobierno de Abd
al-Rahman III, de madina. Este cambio
en la designación podría ser un salto cualitativo en relación a la calificación
urbanística de Mayrit. Este cambio
también podría relacionarse con la reparación de las murallas ordenada por Abd
al-Rahman III; no siendo descartable que en estos momentos se hubiera
construido otra cerca. Estos antecedentes supondrían que, como en tantos otros
lugares de al-Andalus, lo que comienza siendo un simple recinto militar se
convierte en núcleo urbano, en este sentido apunta la hipótesis de C. Mazzoli:
«El cambio que se puede observar en la
manera de designar a Madrid como madina para la que ha sido nombrado gobernador
al-Fath b. Yahya en el año 939-940 quizá pueda revelar un cambio de estatuto
¿jurídico? ¿económico? Para el lugar (…)» (MAZZOLI, 2011: 21).
Otra estructura urbana halla del
período islámico fueron los restos de una mezquita hallados en la calle de la
Almudena, junto a la conocida como Puerta de Santa María. Esta mezquita es
catalogada de mezquita aljama por alguno de los cronistas árabes que aludieron
a Madrid. La existencia de una mezquita aljama hace pensar en la existencia de
otras en los distintos arrabales, tanto intramuros como extramuros. Aún cuando
no se han encontrado restos de otras mezquitas, José Manuel Castellanos que
menciona un documento del siglo XV que pudiera relacionarse con la existencia
de otra mezquita: «La medina contaba con
una mezquita mayor (…) No hay constancia de otros oratorios musulmanes dentro
del recinto murado, pero en una provisión de Fernando I de 1478 menciona “un
solar questá a la puerta de Alvega, el qual tiene en medio un alminar”. Dicho
texto (…) deja la posibilidad quela ciudad fortificada contara, al menos con
otra mezquita» (CASTELLANOS: 32). Es más, esta homologación de mezquita
aljama podría hacer pensar que Mayrit,
durante el periodo califal, es el centro estructurador de un determinado
territorio, en una capitalidad de la cora
en lugar de Toledo – coincido con Eduardo Manzano en que una ciudad
manifiestamente hostil al poder cordobés, como era el caso de Toledo, fuera
designada como capital de provincia-.
Otra estructura significativa se
halló en las excavaciones llevadas a cabo en la plaza de los Carros, me refiero
a los restos de un viaje del agua datado en el siglo IX –el más antiguo de los
viajes de agua árabes localizados-. Lo hallado es una sección rectangular, con
andén lateral y canal forrado de piedras, disponía de un murete intermedio que
llega a la altura del andén a modo de presilla para depurar el agua – ver
CABALLERO/PRIEGO: 1983- El viaje nacería en Puerta Cerrada, continuaría por la
Cava Baja, Pª de los Carros, calle Don Pedro, para terminar en la calle
Segovia. Oliver Asín hablaba del qanat
conocido como del Bajo Albroñigal, que llegaba hasta la puerta de moros. Este
viaje del agua, como apunta Retuerce, podría ser también de origen islámico. Ya
de época cristiana, 1399, hay otro viaje que podría servir de abastecimiento a
unos baños, posiblemente de origen árabe –ya sabemos que los cristianos no eran
muy amigos de construir este tipo de instalaciones-, la existencia de estos
baños abundaría en el carácter urbano de Mayrit.
En las excavaciones realizadas en
2006 en la calle Toledo 68, se encontró una necrópolis, en la zona excavada se
hallaron cuarenta y seis tumbas. José I. Murillo –arqueólogo que participó en
las excavaciones- piensa que esta parte correspondería a un cementerio mucho
más amplio que descendería, a través de la calle Humilladero, hasta la Puerta
de Moros. El cementerio tiene una ocupación que abraca desde el siglo X al XV.
Este cementerio podría ser el mismo que Retuerce ubica – a través de los
testimonios recogidos a unos obreros que realizaban unas obras- en la Pª de la
Cebada. Un cementerio de tal extensión, que probablemente no era el único-
correspondería a un núcleo urbano de cierta envergadura.
Está confirmada la existencia de
cuatro arrabales musulmanes en distintos lugares de Madrid. El primero,
cronológicamente hablando, sería el ubicado al sur de las Vistillas, ocupando
la zona comprendida entre las Vistillas, Pª de los Carros, calle San Andrés y
Pª de la Paja. Éste sería el arrabal de más extensión y mayor número de
habitantes. El segundo, con ocupación demostrada desde el siglo IX al XI,
estaría situado en la zona de la iglesia de Stª María, calle Espejo, calle
Escalinata y las calles que descienden hacia la Pª de la Ópera, según Pérez
Vicente la zona de mayor ocupación se situaría en la Pª Ramales. El tercero se
encontraría entre la Cava Baja, calle del Almendro, calle Nuncio y la zona alta
de la calle Segovia hasta Puerta Cerrada, este estaría probablemente
relacionado con el situado entre la calle Sacramento, la calle Mayor y la calle
del Rollo, documentándose en el restos de los siglos X y XII. Pérez Vicente
marca una hipótesis que comparto totalmente: « (…) la presencia de cuatro arrabales nos indicaría que el Madrid
islámico se fue desarrollando y creciendo hasta convertirse en una pequeña
ciudad de cierta extensión e importancia (…)» (PEREZ VICENTE: 194)
No cabe duda que tanto el número como
la extensión de los arrabales indica un número de población de cierta
relevancia, superior sin duda al que tendría un simple asentamiento militar.
Otro indicio de que la población musulmana de Mayrit no era tan exigua como algunos quieren hacernos creer es la
presencia documentada de mudéjares hasta 1502 –año en que un decreto de los
Reyes Católicos obligaba a los mudéjares a convertirse al cristianismo o
abandonar los territorios de la Corona de Castilla-. Esta presencia hasta fecha
tan lejana refleja una numerosa presencia de musulmanes en Madrid, ya que es de
suponer que tras la conquista muchos optaran por marcharse a las tierras aún
ocupadas por los musulmanes, si tras esta, más que lógica diáspora, aún
quedaban musulmanes en Madrid es signo de que la población no era tan reducida.
En cuanto a los restos materiales
encontrados algunos son bastante significativos como, por ejemplo, piezas de
ajedrez fabricadas en piedra de talco –que no se encuentra en la provincia de
Madrid-, restos de cerámica de reflejo dorado, provenientes de Oriente, la
maqueta de una fortaleza posiblemente utilizada como juguete; estos elementos
nos muestran la existencia de una actividad comercial impropia de un simple
asentamiento militar. Otro signo de desarrollo urbanístico es el hallazgo de
una escápula de bóvido grabado con el alifato, lo que podría significar la
presencia de alguna madrasa.
Igualmente la única estela funeraria árabe encontrada en Madrid tiene una
grafía, que según el estudio de Mª Antonia Martínez Núñez, se corresponde al
tipo de grafía utilizado en los medios urbanos, distinta a la utilizada en
ámbitos rurales.
Ya fuera de las referencias
materiales, otros indicios apuntan a la homologación de Mayrit como madina: la
presencia de cadíes lo que supone la conformación de un núcleo urbano no
militar, la presencia de ulemas, así como la referencia en las fuentes árabes a
dos docenas de biografías de mayritíes
nos hace pensar en una cierta actividad cultural, algo no muy compatible con
una simple ocupación militar.
Conclusiones
Creo haber demostrado con este
trabajo que Mayrit era mucho más que
un simple acuartelamiento militar. Las pruebas arqueológicas y las documentales
así lo demuestran, por lo que me atrevo a afirmar que Mayrit era una ciudad, y
que desarrollaba las actividades y funciones propias de la misma, y esta
aseveración la hago pese a quien pese.
Finalmente quisiera hacer algunas
consideraciones personales. En primer lugar haría una crítica a aquellos que
toman por verdad incontestable algo sin molestarse en confrontar la realidad de
lo que se ha escuchado o leído. En este caso concreto a las periodistas que se
han hecho eco de las hipótesis de Esther Andreu sin tomarse la molestia de
consultar otras fuentes. En primero de historia ya se nos enseña que lo primero
que hay que hacer con las fuentes es un análisis crítico.
También señalar que flaco favor
hacemos a la historia los profesionales que mezclemos o antepongamos nuestras
ideologías o intereses personales a la hora de escribir sobre nuestro pasado.
Breves referencias
bibliográficas
ANDREU MEDIERO, Esther (2007): El
Madrid Medieval, en Cesaraugusta, nº 78
(Madrid), pp. 687-698)
ANDREU MEDIERO, Esther (2011): La arqueología como determinante para el conocimiento del
origen de Madrid, en De Mayrit a Madrid
(Madrid), pp. 40-53
ANDREU MEDIERO, Esther y PAÑOS CUBILLO, Verónica (2011b): Tumba
visigoda entre la plaza de la Armería y la Catedral (Madrid), en La Ilustración de Madrid, nº 19
(Madrid), pp. 43-80
CABALLERO, Luís y PRIEGO, Carmen
(1984): Madrid
barrio histórico. Informe de las excavaciones arqueológicas efectuadas en la
plaza de los Carros, en Estudios de Prehistoria y Arqueología Madrileña,
(Madrid), pp. 171-190
CASTELLANOS OÑATE, José Manuel (2011): La Medina de Mayrit, en De Mayrit a Madrid (Madrid), pp. 30-39
GARROT GARROT, José Luís (2008): Recuerdos de Mayrit, en Madrid en el tránsito de la Edad Media a la Moderna, (Madrid), pp.
83-103
GARROT GARROT, José Luís (2011): Cómo veían las fuentes árabes a Mayrit,
en Una re MAZZOLI GUINTAR, Christine (2011): Madrid pequeña ciudad de al-Andalus (siglos IX-XXI) (Madrid)
[1]
Licenciado en Historia especialidad Medieval. D.E.A en Estudios Árabes e
Islámicos. Miembro del grupo de investigación de la UCM Madrid Medieval
Hola José Luis:
ResponderEliminarmuchas gracias por este nuevo artículo sobre Mayrit, es muy interesante, como siempre, ayudando a aclarar algunas cosas que, como bien dices, está siempre siendo objeto de controversia.
Debería ser de lectura obligada para todos los interesados en este tema.
¡saludos!
Mercedes
Extraordinario artículo que divulgo con su permigo amigo Garrot
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